sábado, 9 de abril de 2011

Serpientes venenosas: Glándulas venenosas, mordeduras, venenos y cobras escupidoras.

          Indudablemente el uso de denticiones especializadas y de veneno destinado prioritariamente a la captura de presas y a la predigestión de las mismas así como a la autodefensa son valiosas ayudas en la carrera por la supervivencia de las serpientes venenosas y no es de extrañar que estos reptiles estén considerados como uno de los mejores cazadores del reino animal, incluso depredadores sumamente adaptados y eficientes como los grandes felinos u otros tienen que mantener un contacto físico prolongado con sus presas para reducirlas corriendo así un riesgo considerable de resultar heridos, sin embargo el contacto físico de una hipotética víbora con una peligrosa rata apenas dura un segundo y en ese tiempo el roedor está completamente sentenciado a muerte.

Una pregunta frecuentemente mencionada es: ¿cuál es la velocidad de estos animales al morder? varias mediciones efectuadas han arrojado velocidades medias de 2,36 m / seg. en una víbora bufadora Bitis arietans y de 2,47 en una víbora del Gabón, esto en el caso de los viperidos, en el de los elápidos no existen mediciones, al menos que yo sepa, excepto la mencionada de 2, 71 m / seg. para la Aspidelaps scutatus, pero muy posiblemente y a mi juicio las mambas africanas Dendroaspis y los taipanes de Australia y Papúa Nueva Guinea respectivamente Oxyuranus scutellatus y Oxyuranus scutellatus canni posiblemente (y digo posiblemente) sean las serpientes más rápidas en atacar. En cualquier ataque de serpiente venenosa y a pesar de ser algo que no se puede apreciar claramente a simple vista y por rápidas que parezcan las velocidades antes mencionadas estas son las mismas que alcanza el puñetazo de un boxeador profesional.

Si diseccionaramos la cabeza de uno de estos reptiles veríamos que poseen dos glándulas productoras y almacenadoras de veneno situadas cada una a ambos lados de la cabeza y detrás de los ojos llamadas glándulas de Duvernoy, dichos órganos están cubiertos de músculos estriados los cuales son los encargados de comprimirlas para que expulsen su contenido tóxico cuando muerden, estas glándulas están conectadas mediante un canal con la base de los colmillos situados a ambos lados de la mandíbula superior, a la hora de morder e inocular el veneno, el mecanismo funciona de la siguiente manera: Una vez que la serpiente ha clavado los colmillos las glándulas son comprimidas por los músculos que las rodean y el veneno sale de ellas, recorre los canales y es introducido en los colmillos por la base para salir por la punta a presión entrando así en los tejidos de la víctima y todo esto ocurre en apenas un parpadeo.

Cabeza de cascabel Crotalus atrox mostrando los colmillos,
la glándula inoculadora ( en color azulado ) y su conexión
con la base del colmillo izquierdo, los músculos
compresores aparecen en color rosado.
Foto: Javier Carrasco.
Excelente modelo en exhibición en el reptilario del
Parque de Cabárceno.

         Estos reptiles poseen un perfecto control no solo sobre la cantidad de veneno que inoculan dosificando la cantidad, sino sobre por que colmillo lo hacen, ya que pueden inocular sólo con el colmillo derecho, el izquierdo o viceversa, con los dos o con ninguno de ellos comprimiendo o no a voluntad la o las glándulas adecuadas en cada uno de estos casos.

         En lo tocante a las mordeduras existen varias falacias peligrosas que pueden llegar a estar muy extendidas, por ejemplo resulta un mito peligroso la creencia de que las serpientes son menos venenosas cuando acaban de comer o que segundas o terceras mordeduras carecen apenas de veneno, ya que las serpientes casi nunca emplean la totalidad de su veneno en una sola mordedura ¡¡¡ una cobra escupidora de cuello negro Naja nigricollis necesitó escupir 57 veces a lo largo de 20 minutos para acabar totalmente con sus reservas de veneno!!! Y en algunas especies, las menos afortunadamente, como ocurre con el taipan de la costa australiano Oxyuranus scutellatus la dosis inoculada en segundas o terceras mordeduras es superior a la primera en volumen de veneno inoculado, esta especie al igual que ocurre con la famosa mamba negra Dendroaspis polylepis es conocida por producir mordeduras múltiples habiéndose dado casos, hablando de la taipan, de personas mordidas frenéticamente 7 veces al haber asustado al animal y sin tener tiempo alguno para reaccionar ante este ataque.

Nunca se debe pasar por alto la mordedura de una cría de serpiente venenosa ya que si bien estas inoculan una cantidad menor de veneno que sus parientes de gran tamaño el veneno puede ser más peligroso y potente que en los ejemplares adultos a pesar de su menor cantidad o dicho de otra manera compensan la escasa cantidad con una mayor calidad.

Las marcas de una mordedura en la carne humana no siempre son claramente visibles o aparecen siguiendo el hipotético patrón de dentición del animal de modo que posibles arañazos efectuados con los colmillos nunca deben ser infravalorados, en otras ocasiones las marcas de la mordedura solo pueden ser detectadas postmortem después de una cuidadosa inspección en el cuerpo de la víctima debido a lo pequeño de los colmillos de la serpiente atacante, es más, muchas personas mordidas ni siquiera ven a la serpiente y piensan que se han pinchado con la espina de alguna planta.

         La composición de los venenos resulta extremadamente compleja y va más allá del propósito de este texto y mis conocimientos, hablando en terminología médica podemos decir que existen venenos cuyas acciones fisiopatológicamente se dividen en varios grupos según sus acciones:

  • Hemorrágicos.
  • Coagulantes.
  • Neurotóxicos.
  • Proteolíticos.
  • Mionecróticos.
  • Citotóxicos

Sin embargo para que todos podamos entendernos y muy básicamente hablando haremos referencia a los venenos como aquellos que afectan a las células y la coagulación sanguínea provocando hemorragias y graves necrosis en los tejidos (venenos hemotóxicos y citotóxicos) con ellos la muerte es producida por graves hemorragias internas o fracaso renal y también están aquellos que afectan al sistema nervioso paralizándolo (venenos neurotóxicos) los cuales terminan provocando la muerte por parada cardiorrespiratoria, los primeros son propios de víboras y crótalos (aunque no siempre) y los segundos de elápidos como cobras y mambas (aunque no siempre). Sea como fuere existen víboras y crótalos con venenos notablemente neurotóxicos y elápidos con venenos fuertemente citotóxicos y necrosantes y especies que combinan en mayor o menor medida ambos efectos, además en ciertas especies algunos ejemplares presentan un veneno de acción diferente al del resto de sus congeneres, este es el caso de la cascabel lomo de diamante occidental Crotalus atrox cuyo veneno mayoritariamente ataca al sistema sanguíneo, sin embargo algunos ejemplares, sin duda los más peligrosos, poseen venenos que provocan síntomas neurotóxicos, esto también ocurre con la víbora aspid Vipera aspis y con otras especies. Ante la pregunta ¿qué tipo de veneno es el más peligroso, el neurotóxico o el hemotóxico? La respuesta está clara, la sintomatología de los venenos neurotóxicos es mucho más seria y a más corto plazo que en los hemotóxicos.

Dotada con un veneno netamente neurotóxico ligeramente más
fuerte que el de lamamba negra, la cobra de El Cabo Naja nivea
muestra aquí su “capuchón” extendido y abre la boca en señal de
aviso y amenaza, comportamiento este destinado a evitar un
conflicto mayor.
Foto: Cortesía Reptilario Parque de Cabárceno. Cantabria.

         Es la cantidad de veneno inoculado, así como la especie mordedora, su tamaño, estado de salud, etc, el que determina el nivel de envenenamiento en la víctima y su gravedad, dicho veneno resulta inoculado de forma subcutánea o intramuscular y avanza por el sistema linfático y no el sanguíneo, variables como la edad de la persona mordida (cuanto más jóvenes o viejos peor), su propensión a las alérgias, su estado de salud general y peso corporal, el tiempo de evolución desde que se produjo la mordedura, las medidas de primeros auxilios aplicadas, así como la localización de la mordedura en el cuerpo repercuten en la gravedad de los síntomas, siendo más peligrosas aquellas situadas en el tronco, cara o cuello de la víctima, estas últimas en caso de producirse edema en la zona afectada puede afectar a la capacidad respiratoria y de deglución.

Existen 4 niveles de envenenamiento en cada caso de mordedura:

Venenos Hemotóxicos. Viboras y crótalos (No siempre)



Envenenamiento Nulo.
(Serpiente no venenosa o mordedura seca.)


No aparecen síntomas locales u otro tipo de alteraciones pasadas de 12 a 24 horas.



Envenenamiento Leve.

Poco dolor en la zona mordida, edema local discreto, Ausencia de signos y síntomas sistémicos, tiempo de coagulación ligeramente alterado.




Envenenamiento Moderado.

Existe dolor acentuado en la zona mordida, edema local evidente, presencia de signos y síntomas sistémicos, tiempo de coagulación sanguínea alterado o sangre incoagulable.




Envenenamiento Grave.

Además de los síntomas en el área mordida como dolor, edema y equimosis se presentan hemorragias severas (boca, nariz, hematuria), descenso de la presión arterial y síntomas de colapso.




Venenos Neurotóxicos. Cobras, mambas, etc (No siempre)



Envenenamiento Nulo.
Serpiente no venenosa o mordedura seca.
No se presentan signos ni síntomas neurotóxicos pasadas de 12 a 24 horas.



Envenenamiento Leve.

Aparece dolor local y parestesias sin observarse síntomas de neurotoxicidad pasadas de 12 a 24 horas



Envenenamiento Moderado.

Además del dolor local y las parestesias aparecen síntomas de neurotoxicidad como dificultad en el habla o al tragar.


Envenenamiento Grave.


Existe parálisis de los músculos respiratorios.



         A pesar de la creencia popular, seguramente basada en novelas, comics o películas demasiado imaginativas, la muerte, en caso de que llegue a producirse, tarda bastante en llegar pudiendo tardar horas en el caso de los venenos neurotóxicos y días en los hemotóxicos por regla general y esto ocurrirá solo cuando la dosis de veneno inoculada sea letal, solo cuando el veneno es directamente inoculado en una vena la muerte puede producirse en pocos minutos y esto ocurre de manera muy poco frecuente.

Sin embargo, afortunadamente, una gran proporción de mordeduras no acarrean ningún veneno inoculado, son las denominadas mordeduras secas, el motivo por el que esto ocurre no está del todo claro, si es por que el aparato inoculador de estos animales falla o por que simplemente la serpiente propina una mordedura de aviso y no inocula veneno voluntariamente, el porcentaje de estas mordeduras resulta ciertamente importante, en algunas especies como el temible mocasín malayo Calloselasma rhodostoma alrededor del 50 % de sus mordeduras son secas, en cobras Naja alrededor del 30 % y en las siempre peligrosas viboras de escamas aserradas Echis solo en el 5-10% de las mordeduras no existen síntomas de envenenamiento ninguno, sin embargo saber cuando una serpiente no va a inocular veneno es siempre totalmente impredecible y siempre, en caso de mordedura seca o no, debe aplicarse un tratamiento de prevención ante posibles infecciones.

        Dentro de las serpientes venenosas merecen mención especial las llamadas cobras escupidoras, dotadas también con dentición proteroglifa como el resto de elápidos, ya que posiblemente sean junto con el ser humano de los pocos animales capaces de atacar a distancia aunque en las cobras, al contrario que el hombre, este ataque está destinado solamente a la autodefensa, estos animales existen tanto en África (7 especies más el elápido conocido como Hemachatus haemachatus o Rinkhals) como en Asia (5 especies) y presentan adaptaciones en sus colmillos y venenos destinadas a convertirlas en un caso especial

Debido al “disparo” de veneno recibido en los ojos de una cobra de
cuello negro  Naja nigricollis 5 días antes y no tratado en su momento
se ha formado en la córnea esta opacidad que derivó en
ceguera permanente.
Foto: Cortesía David Warrell.

         El veneno de estas cobras resulta menos denso que el de otras especies y los colmillos presentan adaptaciones tales como un orificio de descarga del veneno más circular y cerrado así como un circuito interior que presenta un diseño en forma de espiral en el que el veneno gira en su salida para encontrarse con un codo que precede a dicho orificio de descarga, al ser expulsado el veneno este gira por la espiral, choca contra el codo y sale por el orificio al exterior en forma de dos chorros, uno por cada colmillo, mientras que dependiendo de la especie, unas especies hacen lo siguiente y otras no, la serpiente acompaña la salida del veneno con una exhalación de aire desde la boca para impulsar todavía más al veneno pudiendo sacudir ligeramente la cabeza de lado a lado para cubrir más espacio con el disparo, el alcance de estos chorros llega hasta 2 ó 3 metros de longitud y al contrario de lo que se creía parece ser que no tiene como objetivo primordial el brillo de los ojos sino que la cobra escupirá al movimiento, el cual casi siempre es efectuado primero por la cabeza de una persona o animal, si el veneno entra en los ojos este será absorbido causando un dolor agonizante momento el cual la serpiente aprovechará para huir mientras que su posible enemigo está distraído. Este veneno provoca una conjuntivitis intensa y erosiones en la córnea, síntomas estos que pueden complicarse con infecciones y opacidades en la córnea desembocando en la ceguera total si no se trata al herido rápida y adecuadamente. (El tratamiento puede leerse más adelante)


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