Pocas cobras del sudeste de Asia son tan comunes, al
menos tanto en las colecciones de parques zoológicos como en las privadas, como
lo es la cobra de monóculo Naja Kaouthia. Esto es debido a su carácter relativamente
tranquilo (esto depende - y mucho- de cada ejemplar), lo bien que llega a
adaptarse a la cautividad en condiciones adecuadas, la facilidad con la que se
puede conseguir y su precio relativamente bajo han hecho de ella un elápido
popular dentro de los círculos de coleccionistas de serpientes venenosas
alrededor del mundo.
Esta es una de las cobras de mayor tamaño dentro de
las Naja asiáticas con longitudes medias que oscilan entre 1 y 1. 90
metros mientras que la longitud máxima pertenece a un ejemplar de 2. 30 metros.
El nombre común de esta especie se debe al característico ocelo que luce en la
parte trasera de su capuchón, dicha marca resulta variable en cuanto a su forma
y coloración de un ejemplar a otro con individuos en los que este dibujo
circular aparece muy destacado y completo mientras que en otros resulta ser
semi circular, por otra parte, en otros ejemplares apenas alcanza una forma
circular concreta o aparece en forma de “ mascara “. La coloración dorsal de
esta especie resulta tan variable como la marca trasera de su capuchón,
consecuentemente existen cobras de esta especie de color pardo, gris, amarillo
e incluso negruzcas, tambien hay ejemplares dotados con bandas más o menos
marcadas de color más claro sobre el dorso y los costados e incluso otros
totalmente amarillos y sin un patrón tanto en su capuchón como en su garganta
los cuales se dan en Tailandia (estos ejemplares son conocidos como “ Suphan
cobra o fase Suphan “). Los ejemplares albinos de esta especie son criados en
cautividad muy frecuentemente siendo fácil que cualquier cobra albina que
veamos pertenezca a esta especie.
La distribución geográfica de esta especie se
extiende por Camboya, Laos, Vietnam, Tailandia, Malasia, Bangladesh, Myanmar y
Noroeste de La India. De hábitos crepusculares y nocturnos, esta especie parece
adaptarse a diversos habitats como selvas o llanuras, pero resulta común en
terrenos bajos y llanos dotados con agua pero no inundados y cubiertos de
hierba aunque parece evitar las zonas áridas y resulta muy común en áreas
cultivadas como arrozales y tambien se la puede encontrar en las cercanías de
asentamientos humanos o incluso en su interior.
Como ocurre en todas las cobras la reproducción de
esta especie es ovípara (pone huevos), en el periodo de celo los machos se
enzarzan en combates rituales después de los cuales el macho vencedor reclamará
su premio, el derecho a la reproducción, las hembras resultan grávidas pasados
de 55 a 66 días después de la cópula, las puestas oscilan entre los 10 y los 37
huevos los cuales son colocados por las hembras en agujeros, madrigueras de
roedores o troncos de árboles donde la humedad y la temperatura sea adecuada y
constante y eclosionan después de un periodo de incubación que dura de 51 a 69
días, dichos huevos miden de 23 a 40 mm de ancho y de 41 a 57 mm de largo. Las
pequeñas cobras miden al nacer de 32 a 35 mm y pesan de 13 a 18 gramos.
En el comienzo de su vida y con un tamaño tan
pequeño las pequeñas cobras basan su alimentación en los pequeños animales que
pueden cazar y comerse como son las crías de roedores o pequeños ejemplares de
ranas y lagartos, conforme van aumentando de tamaño y peso gran parte de sus
presas serán roedores como ratas y ratones aunque tambien devoran pájaros,
otras serpientes, lagartos e incluso peces. Las cobras son, al contrario que
las víboras, cazadoras activas y buscan a sus presas por el terreno ya sea
introduciéndose en sus madrigueras en el suelo, trepando a los árboles o
nadando para encontrarlas y darlas muerte mediante un mordisco que termina con
su vida rápidamente.
En este
ejemplar con el capuchón parcialmente abierto se puede observar
la
marca en forma de ocelo propia de esta especie, otra especie de cobra,
la
cobra escupidora china Naja atra, puede llegar a lucir una marca
relativamente
similar.
Foto:
Javier Carrasco.
A pesar de que como el resto de las cobras asiáticas
esta especie está incluida en el Apéndice II del convenio de Washington que
regula su explotación, en sus relaciones con el ser humano la cobra de monóculo
resulta sumamente desafortunada ya que, lamentablemente, su piel es ( al
contrario de lo que ocurre con la de otras cobras ) adecuada para la
fabricación de complementos de moda hechos con piel de serpiente y por ello
miles de ejemplares son capturados anualmente y desollados para este propósito,
por otra parte, cantidades enormes e indeterminadas de ejemplares son usados
para la fabricación de remedios tradicionales destinados a la medicina
tradicional asiática o la creación de bebidas alcohólicas, o simplemente
terminan sus días siendo servidas como comida en restaurantes de las ciudades o
pueblos. Afortunadamente estas cobras parecen adaptarse bien a otros factores
negativos como son la desaparición de su habitat y el frecuente contacto con el
hombre aunque esto tambien repercute negativamente en ellas ya que son
sacrificadas en cuanto se las descubre. Otro factor negativo en la conservación
de esta especie viene dado por las frecuentes capturas de ejemplares para
utilizarlos en los nefastos espectáculos con serpientes para turistas donde en
manos de estas personas y sometidas a una tensión nerviosa constante estos
animales ven perjudicada su salud rápidamente para morir al poco tiempo víctima
de los malos tratos y el estrés al que son sometidas a diario.
Esta especie entra frecuentemente en contacto con el
cada vez más abundante ser humano a lo largo y ancho de su distribución
geográfica y desde luego esto no ocurre sin que sucedan bajas en ambos bandos
ya que las mordeduras por parte de esta especie son algo común en el sudeste de
Asia donde estos accidentes ocurren tanto por encontronazos con el animal en
cultivos o alrededor de las casas donde son atraídas por los abundantes
roedores como por las frecuentes capturas y manipulaciones a las que son
sometidas debido al comercio ejercido sobre esta serpiente. La dosis letal
media de esta especie va de 0. 28 a 0. 33 mg / gramo en ratones y desde luego
tiene un efecto letal en el ser humano produciéndose, en caso de mordedura,
síntomas a nivel local como son dolor, hinchazón, formación de ampollas y
decoloración o necrosis de los tejidos circundantes a la mordedura, otros
síntomas a nivel sistémico son dolores de cabeza, nauseas, vómitos, dolores
abdominales y menos frecuentemente parálisis flácida moderada o severa. Parece
ser que algunos efectos causados por el veneno, como son los neurotóxicos,
mucho más peligrosos y preocupantes para la persona afectada, pueden llegar a
producirse - o no - en el caso de esta especie y su presencia o ausencia varía
según afirman varios estudios realizados sobre los efectos de sus mordeduras,
sin embargo parece ser que, en resumen, síntomas locales como la necrosis
aparece en proporciones que van desde el 10 al 40 % de los casos y en el caso
de los síntomas de neurotoxicidad, como son la parálisis, la proporción aumenta
hasta producirse en más del 50 % de los casos.
Ejemplar
albino de esta especie.
Foto: Cortesía
Reptilario Parque de Cabárceno. Cantabria.
A pesar de que esta especie está considerada como no
escupidora o incapaz de proyectar su veneno a distancia parece ser que, según
ciertos autores, algunos ejemplares si tienen la capacidad de hacerlo
por lo que se debe tener especial cuidado cuando se trabaja con esta especie
siendo el uso de gafas de protección una medida adecuada a tener en cuenta. El
por que ocurre esto carece de una explicación adecuada ¿ son estos ejemplares
quizá híbridos con otras especies de cobra escupidora con las que comparten
territorio ? o quizá es el resultado de una posible confusión de esta especie
con la relativamente similar a primera vista cobra escupidora china Naja
atra, lo cierto es que este enigma no ha recibido una respuesta
satisfactoria.
Lamentablemente, las cobras son una figura icónica
en todo el mundo dentro de las diferentes especies de ofidios dotados con
veneno y, en consecuencia, son frecuentemente mantenidas en cautividad por muchos
aficionados que las consideran como la quintaesencia de las serpientes
venenosas, debido a esto las mordeduras por parte de esta especie no son
desconocidas en países Europeos o Americanos. Afortunadamente para los
accidentados existe un suero específico para esta cobra producido en Tailandia
el cual está presente en diversos bancos de sueros antiofídicos del mundo, no obstante,
y por si estáis pensando en adquirir una de estas cobras os diré que yo me lo
pensaría dos veces antes de hacerlo, esta no es una especie para aficionados
sino para profesionales. Tener que manejar a esta especie no siempre resulta
una tarea fácil y puede llegar a resultar sumamente peligroso y todavía más si
no se tiene experiencia.