viernes, 6 de julio de 2012

La cobra de monóculo Naja kaouthia.


       Pocas cobras del sudeste de Asia son tan comunes, al menos tanto en las colecciones de parques zoológicos como en las privadas, como lo es la cobra de monóculo Naja Kaouthia. Esto es debido a su carácter relativamente tranquilo (esto depende - y mucho- de cada ejemplar), lo bien que llega a adaptarse a la cautividad en condiciones adecuadas, la facilidad con la que se puede conseguir y su precio relativamente bajo han hecho de ella un elápido popular dentro de los círculos de coleccionistas de serpientes venenosas alrededor del mundo.

       Esta es una de las cobras de mayor tamaño dentro de las Naja asiáticas con longitudes medias que oscilan entre 1 y 1. 90 metros mientras que la longitud máxima pertenece a un ejemplar de 2. 30 metros. El nombre común de esta especie se debe al característico ocelo que luce en la parte trasera de su capuchón, dicha marca resulta variable en cuanto a su forma y coloración de un ejemplar a otro con individuos en los que este dibujo circular aparece muy destacado y completo mientras que en otros resulta ser semi circular, por otra parte, en otros ejemplares apenas alcanza una forma circular concreta o aparece en forma de “ mascara “. La coloración dorsal de esta especie resulta tan variable como la marca trasera de su capuchón, consecuentemente existen cobras de esta especie de color pardo, gris, amarillo e incluso negruzcas, tambien hay ejemplares dotados con bandas más o menos marcadas de color más claro sobre el dorso y los costados e incluso otros totalmente amarillos y sin un patrón tanto en su capuchón como en su garganta los cuales se dan en Tailandia (estos ejemplares son conocidos como “ Suphan cobra o fase Suphan “). Los ejemplares albinos de esta especie son criados en cautividad muy frecuentemente siendo fácil que cualquier cobra albina que veamos pertenezca a esta especie.

      La distribución geográfica de esta especie se extiende por Camboya, Laos, Vietnam, Tailandia, Malasia, Bangladesh, Myanmar y Noroeste de La India. De hábitos crepusculares y nocturnos, esta especie parece adaptarse a diversos habitats como selvas o llanuras, pero resulta común en terrenos bajos y llanos dotados con agua pero no inundados y cubiertos de hierba aunque parece evitar las zonas áridas y resulta muy común en áreas cultivadas como arrozales y tambien se la puede encontrar en las cercanías de asentamientos humanos o incluso en su interior.

       Como ocurre en todas las cobras la reproducción de esta especie es ovípara (pone huevos), en el periodo de celo los machos se enzarzan en combates rituales después de los cuales el macho vencedor reclamará su premio, el derecho a la reproducción, las hembras resultan grávidas pasados de 55 a 66 días después de la cópula, las puestas oscilan entre los 10 y los 37 huevos los cuales son colocados por las hembras en agujeros, madrigueras de roedores o troncos de árboles donde la humedad y la temperatura sea adecuada y constante y eclosionan después de un periodo de incubación que dura de 51 a 69 días, dichos huevos miden de 23 a 40 mm de ancho y de 41 a 57 mm de largo. Las pequeñas cobras miden al nacer de 32 a 35 mm y pesan de 13 a 18 gramos.

       En el comienzo de su vida y con un tamaño tan pequeño las pequeñas cobras basan su alimentación en los pequeños animales que pueden cazar y comerse como son las crías de roedores o pequeños ejemplares de ranas y lagartos, conforme van aumentando de tamaño y peso gran parte de sus presas serán roedores como ratas y ratones aunque tambien devoran pájaros, otras serpientes, lagartos e incluso peces. Las cobras son, al contrario que las víboras, cazadoras activas y buscan a sus presas por el terreno ya sea introduciéndose en sus madrigueras en el suelo, trepando a los árboles o nadando para encontrarlas y darlas muerte mediante un mordisco que termina con su vida rápidamente.


En este ejemplar con el capuchón parcialmente abierto se puede observar
la marca en forma de ocelo propia de esta especie, otra especie de cobra,
la cobra escupidora china Naja atra, puede llegar a lucir una marca
relativamente similar.
Foto: Javier Carrasco.

        A pesar de que como el resto de las cobras asiáticas esta especie está incluida en el Apéndice II del convenio de Washington que regula su explotación, en sus relaciones con el ser humano la cobra de monóculo resulta sumamente desafortunada ya que, lamentablemente, su piel es ( al contrario de lo que ocurre con la de otras cobras ) adecuada para la fabricación de complementos de moda hechos con piel de serpiente y por ello miles de ejemplares son capturados anualmente y desollados para este propósito, por otra parte, cantidades enormes e indeterminadas de ejemplares son usados para la fabricación de remedios tradicionales destinados a la medicina tradicional asiática o la creación de bebidas alcohólicas, o simplemente terminan sus días siendo servidas como comida en restaurantes de las ciudades o pueblos. Afortunadamente estas cobras parecen adaptarse bien a otros factores negativos como son la desaparición de su habitat y el frecuente contacto con el hombre aunque esto tambien repercute negativamente en ellas ya que son sacrificadas en cuanto se las descubre. Otro factor negativo en la conservación de esta especie viene dado por las frecuentes capturas de ejemplares para utilizarlos en los nefastos espectáculos con serpientes para turistas donde en manos de estas personas y sometidas a una tensión nerviosa constante estos animales ven perjudicada su salud rápidamente para morir al poco tiempo víctima de los malos tratos y el estrés al que son sometidas a diario.

       Esta especie entra frecuentemente en contacto con el cada vez más abundante ser humano a lo largo y ancho de su distribución geográfica y desde luego esto no ocurre sin que sucedan bajas en ambos bandos ya que las mordeduras por parte de esta especie son algo común en el sudeste de Asia donde estos accidentes ocurren tanto por encontronazos con el animal en cultivos o alrededor de las casas donde son atraídas por los abundantes roedores como por las frecuentes capturas y manipulaciones a las que son sometidas debido al comercio ejercido sobre esta serpiente. La dosis letal media de esta especie va de 0. 28 a 0. 33 mg / gramo en ratones y desde luego tiene un efecto letal en el ser humano produciéndose, en caso de mordedura, síntomas a nivel local como son dolor, hinchazón, formación de ampollas y decoloración o necrosis de los tejidos circundantes a la mordedura, otros síntomas a nivel sistémico son dolores de cabeza, nauseas, vómitos, dolores abdominales y menos frecuentemente parálisis flácida moderada o severa. Parece ser que algunos efectos causados por el veneno, como son los neurotóxicos, mucho más peligrosos y preocupantes para la persona afectada, pueden llegar a producirse - o no - en el caso de esta especie y su presencia o ausencia varía según afirman varios estudios realizados sobre los efectos de sus mordeduras, sin embargo parece ser que, en resumen, síntomas locales como la necrosis aparece en proporciones que van desde el 10 al 40 % de los casos y en el caso de los síntomas de neurotoxicidad, como son la parálisis, la proporción aumenta hasta producirse en más del 50 % de los casos.


Ejemplar albino de esta especie.
Foto: Cortesía Reptilario Parque de Cabárceno. Cantabria.

       A pesar de que esta especie está considerada como no escupidora o incapaz de proyectar su veneno a distancia parece ser que, según ciertos autores, algunos ejemplares si tienen la capacidad de hacerlo por lo que se debe tener especial cuidado cuando se trabaja con esta especie siendo el uso de gafas de protección una medida adecuada a tener en cuenta. El por que ocurre esto carece de una explicación adecuada ¿ son estos ejemplares quizá híbridos con otras especies de cobra escupidora con las que comparten territorio ? o quizá es el resultado de una posible confusión de esta especie con la relativamente similar a primera vista cobra escupidora china Naja atra, lo cierto es que este enigma no ha recibido una respuesta satisfactoria.

      Lamentablemente, las cobras son una figura icónica en todo el mundo dentro de las diferentes especies de ofidios dotados con veneno y, en consecuencia, son frecuentemente mantenidas en cautividad por muchos aficionados que las consideran como la quintaesencia de las serpientes venenosas, debido a esto las mordeduras por parte de esta especie no son desconocidas en países Europeos o Americanos. Afortunadamente para los accidentados existe un suero específico para esta cobra producido en Tailandia el cual está presente en diversos bancos de sueros antiofídicos del mundo, no obstante, y por si estáis pensando en adquirir una de estas cobras os diré que yo me lo pensaría dos veces antes de hacerlo, esta no es una especie para aficionados sino para profesionales. Tener que manejar a esta especie no siempre resulta una tarea fácil y puede llegar a resultar sumamente peligroso y todavía más si no se tiene experiencia.

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