miércoles, 1 de agosto de 2012

Los Irula. Cazadores de serpientes.


El año 1972 tubo muy buenas consecuencias para la conservación de las serpientes en la India ya que después de sufrir décadas de sobre explotación para la obtención de sus pieles el gobierno indio decidió protegerlas debido al importante papel que estos animales juegan en el control de los roedores y, posiblemente, debido también a las enormes pérdidas económicas provocadas por el aumento de las poblaciones de ratas y ratones, de modo que en 1976 su caza y el tráfico de sus pieles fue totalmente prohibido. Sin embargo esta prohibición no resultaron ser buenas noticias para cierto pueblo que vivía casi exclusivamente de cazar serpientes y vender sus pieles, los Irula, estos cazadores – recolectores que viven en el sur de la India, concretamente en Tamil Nadu, de repente comprobaron como su modo de vida tradicional basado en la caza de estos reptiles fue prohibido y cada vez que capturaban a una serpiente infligían la ley y eran castigados duramente por ello.

Rom Whitaker junto con algunos miembros de la tribu Irula, en sus manos una
víbora de Russell.
Foto: Cortesía Rom Whitaker.

Ante un futuro laboral bastante incierto y oscuro para este pueblo la ayuda surgió de la mano del herpetólogo norteamericano afincado en la India Rom Whitaker, quien consciente de la necesidad de fuentes fiables de veneno destinadas a la creación de unos extremadamente necesitados antídotos que combatieran las mordeduras de las serpientes venenosas indias propuso la creación en el año 1978 de la “ Cooperativa Industrial de Cazadores de Serpientes Irulas. Sociedad Limitada “ la cual se auto financiaría vendiendo veneno a los laboratorios que producen los sueros antiofídicos o que investiga con ellos.

Ante la protección de las autoridades hacia las serpientes Whitaker simplemente desarrolló un plan que beneficiara a todo el mundo ( serpientes incluidas ) y que cumpliría con la ley al pié de la letra. Su objetivo era capturar y obtener veneno de las especies más importantes desde el punto de vista médico, esto es, las especies causantes de la mayoría de los accidentes las cuales son conocidas colectivamente como “ las 4 grandes de la India “ término este que engloba a la cobra india Naja naja, la víbora de Russell Daboia russelii, la Krait común Bungarus caeruleus y la víbora de escamas aserradas Echis carinatus.


Cuando los Irula dejan de cazar serpientes se dedican a librar a los campesinos de plagas como ratas que malogran las cosechas realizando así una acción sumamente
beneficiosa para la economía local.
Foto: Cortesía Rom Whitaker.

Todo el proceso llevado a cabo por esta cooperativa comienza con los cazadores Irula que poseen una licencia de caza obtenida a través del departamento de bosques quienes recorren los bosques protegidos y campos de labranza cercanos a su hogar usando simplemente sacos, una barra de hierro para excavar en el suelo y unos conocimientos del terreno y de las serpientes adquiridos después de muchos años de cazarlas y que les lleva a encontrar el rastro de estos reptiles donde cualquier otra persona no vería absolutamente nada excepto arena. Una vez capturado el reptil este es llevado a la cooperativa donde se tomarán datos acerca de la especie a la que pertenece, el lugar donde fue capturada, etc, para posteriormente ser marcadas permanentemente cortándolas de manera indolora para el animal una pequeña parte de sus escamas ventrales, todo esto permite a la cooperativa saber cuantas veces ha sido capturada esta serpiente y si lo fue recientemente ya que dichas marcas forman un código. Pasado este momento los cazadores, para quienes la captura de 2 ó 3 serpientes en un solo día resultan un buen día de caza, son pagados en base a la especie de serpiente que han llevado ya que cada especie tiene un precio diferente.

Todas las serpientes son introducidas en vasijas de barro altas en cuyo interior hay arena limpia y un bebedero con agua y glucosa, la boca de cada vasija es cerrada con un pedazo de tela de un color determinado ( cada una de las 4 especies posee un color asignado ), de esta manera puede saberse que especie de serpiente está viviendo en cada vasija. El mantenimiento cotidiano de estas serpientes es bastante simple ya que todos los días se las extrae de sus vasijas y se las proporciona arena y agua limpia pero nunca comida ya que una serpiente sana es perfectamente capaz de vivir sin comer durante el periodo de tiempo que estos animales viven en cautividad el cual es de tres semanas, durante este tiempo estos animales serán ordeñados tres veces ( una vez por semana ) para posteriormente ser liberados exactamente en el mismo lugar donde fueron capturados. La zona donde se almacenan comunalmente estas vasijas, la cual debe ser lo más parecido a la mayor pesadilla de un fóbico a las serpientes, es un gran foso dotado de sombreado el cual evita el recalentamiento de los animales y en cuyo centro existe una plataforma elevada con una mesa donde las serpientes son inmovilizadas y ordeñadas manualmente para ser posteriormente devueltas a sus vasijas.


Ordeño manual de una de las serpientes más temible de la India,
la víbora de Russell Daboia russelii.
Foto: Cortesía Rom Whitaker.

Un sistema de explotación como este posee multitud de ventajas para todas las partes implicadas ya que por una parte los Irulas no cazan serpientes todos los días, simplemente lo hacen durante unos días al mes hasta que consiguen dinero suficiente para cubrir sus necesidades económicas auto financiándose mediante la captura de estos animales, por otra parte las serpientes son mantenidas en cautividad durante un periodo de tiempo corto para ser posteriormente liberadas en su hábitat donde pueden volver a su vida normal sin sufrir daños excepto en su orgullo y la industria farmacéutica obtiene el tan preciado veneno para fabricar unos muy necesitados antídotos teniendo en esta cooperativa una fuente fiable de una sustancia tan valiosa.

Puede decirse que este sistema, genial en su simpleza, es todo un éxito ya que alrededor de 6.000 serpientes son capturadas anualmente y mediante el sistema de marcaje en sus escamas ventrales se sabe que raramente se captura a los mismos animales de manera sistemática a lo largo de los aproximadamente 546 kilómetros cuadrados que recorren los Irula, para hacernos una idea de ello diremos que de 13.000 ejemplares de las 3 especies grandes ( las víboras de escamas aserradas no son marcadas debido a su pequeño tamaño ) solo 20 ejemplares cazados habían sido previamente capturadas, por otra parte las extracciones de veneno se efectúan de manera delicada y tratando de no estresar demasiado al animal o dañarle durante el proceso desembocando todo ello en una mortalidad sumamente escasa donde apenas el 1 % de los animales usados fallece debido a las condiciones de cautiverio o a su uso y, por si todo esto fuera poco los Irula también imparten lecciones a otras comunidades no tan relacionadas con las serpientes como ellos acerca de cómo evitar ser mordidos en los campos y les incitan a respetar a las serpientes y a no matarlas.

Si existe una forma de obtener veneno destinado a salvar vidas humanas de manera más ecológica y respetuosa con el medio ambiente y los animales utilizados yo no la conozco.

2 comentarios:

  1. Impresionante Javier, muy buenos posts y muy informativos!

    He dado con tu blog dando una vuelta por la web y quería animarte a que pusieras el enlace de tu página en este post recopilatorio de blogs que hemos abierto en Iguania (una comunidad de amantes de los reptiles,anfibios y artópodos):
    http://www.iguania.com/foro/viewtopic.php?f=92&t=29146

    A parte, nos gustaría pedirte si pudiera ser que pusieras un enlace a Iguania en tu foro :)

    Muchas gracias!

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  2. Excelente información, había escuchado hablar del pueblo de cazadores de serpientes, pero esto que escribes es un aporte de calidad. Un gran ejemplo de como la conservación puede abarcar mas que las famosas especies emblemáticas, ir mas allá de la ciencia 'básica' y a la vez ofrecer recursos y posibilidades de desarrollo a los pueblos. Saludos

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