sábado, 27 de julio de 2013

Una serpiente muy madrileña.


Hace unos días y desde Madrid surgió la noticia de cómo una serpiente había sido avistada por un viandante en la cuenca del río Manzanares ante lo cual y después de fotografiar al reptil el alarmado vecino dio parte a las autoridades de la presencia del animal. Cuando la patrulla ecológica acudió al lugar donde estaba el reptil lo identificaron como una inofensiva culebra de agua Natrix maura y –afortunadamente- después de capturar al animal volvieron a liberarlo donde fue encontrado, esto es, en la rivera del Manzanares a su paso por el Puente de Praga, acción esta por la cual desde aquí les envío mi felicitación.

Esta pequeña culebra - la cual es todo un cordero que se viste de lobo ya que imita tanto en el zigzag de su lomo como aplanando la cabeza y bufando a las víboras para evitar así ser atacada – y su presencia en el mencionado río es, a mi juicio, una muy buena noticia por varias razones, la primera por que significa que existen presas a su disposición bajo la forma de ranas o pequeños peces a cuya población este depredador favorecerá eliminando a los ejemplares más débiles, siendo la presencia de toda esta fauna un buen indicador de la calidad de las aguas y lo segundo por que con su presencia el río Manzanares está un poco más lleno de la vida animal madrileña que tuvo antaño la cual después de haber desaparecido durante años vuelve para recuperar el lugar al que pertenecen poco a poco.

 No dudo que para una parte de la gran multitud de paseantes o deportistas veraniegos que frecuentan dicha rivera la visión de este animal desde uno de los múltiples puentes existentes y nadando por el río será un motivo de alarma y preocupación, aunque sé positivamente que para otros muchos el ver a esta inofensiva culebra de agua nadando elegantemente será un motivo de curiosidad, comentarios y finalmente algo digno de comentar.

Personalmente espero que la actitud y respeto hacia el animal que profesa este último grupo termine contagiando a los primeros y que ambos finalmente terminen admirando y respetando a este pequeño reptil tan castizo como cualquier otro madrileño.

 

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