sábado, 26 de enero de 2013

Fuga del terrario.



Dentro de la tenencia en hogares de serpientes venenosas existen, al menos bajo mi punto de vista, 3 grandes miedos ocasionados por 3 grandes riesgos:

El primero es que tu mascota te muerda, el segundo radica en que el animal se fugue y vague libremente por tu casa y el tercero, aunque no menos importante, es que se fugue y muerda a alguien y esto, a pesar de que estos animales NO quieren morder a nadie, imaginemos que dicho animal se vea en una situación en la que crea que defenderse es necesario y obre en consecuencia, tratad de imaginaros la no tan fantasiosa situación en la que una digamos víbora arborícola del bambú asiática tan frecuentemente mantenida por aficionados consigue colarse por debajo de la puerta de tu casa y acceder a la escalera de tu bloque de apartamentos y alguien que sube o baja dicha escalera totalmente despistado la pisa accidentalmente...

Indudablemente cualquiera de estas tres situaciones son un riesgo constante con el que el tanto el profesional como el aficionado que poseen estos animales deben correr cotidianamente aunque, personalmente, debo decir que no se cual de las tres me pone más “ los pelos de punta “, no obstante y dado que en este caso vamos a tocar el tema de las consecuencias de una fuga he decidido incluir un caso ya antiguo pero que todavía puede encontrarse en la Web donde fue publicado, entre otros, por el periódico digital alemán Spiegel Online International en su edición del 22 de Marzo del 2010.

Primero y antes que nada debe aclararse que una serpiente, a pesar de ser animales vertebrados, es un animal capaz de fugarse por agujeros de diámetro inusitadamente pequeños o por rendijas sumamente estrechas por lo que recomiendo a cualquier persona que posea uno o varios de estos reptiles que extreme las precauciones para evitar en todo lo posible la fuga de su mascota, ya que tener que buscar una serpiente en una casa puede resultar una verdadera pesadilla y si resulta que es un ejemplar pequeño esto es todavía peor ya que puede esconderse en cualquier parte  y mejor no hablar si para más INRI resulta que el ejemplar es pequeño y venenoso, con lo que las consecuencias pueden agravarse a cada minuto que pasa y que el animal está suelto ya que buscar una serpiente en una casa es como buscar una aguja en un pajar y encontrarla es algo que requiere su tiempo y posiblemente mucho.

Volviendo al caso ocurrido en la ciudad Alemana de Mülheim, allí se dio una de las cacerías de serpientes más largas de la historia, todo comenzó cuando un joven de 19 años de edad llamado Kevin O. decidió adquirir una pequeña cobra como mascota, sin embargo el ejemplar de 3 meses de edad de Naja kaouthia que compró tenía otros planes y así se lo hizo saber a su dueño cuando decidió fugarse de su terrario, solo para hacernos una idea del lugar donde todo esto ocurrió diré que fue en una casa que, aparte del ático donde vivía Kevin, poseía otros 2 apartamentos con gente viviendo en su interior.

Ante sus infructuosos esfuerzos por encontrar a la pequeña cobra, Kevin decidió avisar a las autoridades de la fuga del reptil venenoso y allí fue donde los bomberos realmente averiguaron lo difícil que resulta encontrar a una serpiente fugada ya que su búsqueda resultó infructuosa a pesar de que literalmente desmontaron las paredes, el suelo y el techo del apartamento, un equipo de construcción revisó los escombros de dichos elementos de la casa pedazo por pedazo buscando al reptil e incluso se llegaron a usar micro cámaras para visualizar los lugares más inaccesibles de la estructura del apartamento y se cubrieron de cinta adhesiva de dos caras varias superficies para que el reptil se quedase allí atrapado sin poder moverse, mientras tanto y por motivos de seguridad se optó por evacuar el edificio entero ( esto significó tener que alojar a los otros dos vecinos de Kevin y posiblemente a sus familias en otro lugar ) y a pesar de todos estos esfuerzos, los cuales duraron 8 semanas, la pequeña cobra finalmente no fue encontrada y tras el paso del tiempo posiblemente moriría de hambre.

Sin embargo y a pesar de que la posesión del pequeño elápido era legal por parte de su ex propietario ya que seguramente poseía una licencia para ello y era mayor de edad, un segundo disgusto le esperaba a Kevin aparte del ocasionado por haber perdido a su mascota, ya que la factura solo por el trabajo de los bomberos ascendió a 40.000 Euros ( la noticia no especifica la cantidad a pagar al resto de personal que colaboró en la búsqueda ) y lo que pediría el propietario del edificio por tener que reconstruir su interior y me imagino que los otros dos inquilinos también tendrían algo que reclamar en todo esto.

Personalmente, no me gustaría para nada tener que verme o ver a alguien en esta situación, pero opino que cualquier persona cuya serpiente venenosa se fugue y no declare la huida del animal merece la peor de las sanciones debido a que aunque cualquier persona puede tener un encontronazo con el animal tambien resulta muy fácil que los primeros en encontrarse con el animal sea los niños que juegan en cualquier barrio y ante esto...

Por estas razones y por que hasta los más profesionales cometen errores y se dejan un terrario abierto, una vez más mucho cuidado con las serpientes venenosas como mascota.

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