martes, 17 de mayo de 2011

Métodos de disuasión en las serpientes venenosas o " El que avisa... ".

Algo que nosotros, los seres humanos, primates sumamente violentos y dominantes no comprendemos es que en la naturaleza la violencia nunca es gratuita, cualquier animal atacará solo en su defensa o para tener que dominar a una posible presa en el caso de que sea carnívoro y que tanto dichos carnívoros como sus presas, los herbívoros, están sumamente bien equipados para rechazar una agresión, de tal manera que cazar o simplemente defenderse coloca a los animales en una situación peligrosa en la que uno puede terminar muy mal herido quedando así incapacitado y posteriormente muerto.

Así pues muchos animales han desarrollado sistemas destinados a amedrentar a sus depredadores o a animales de su propia especia generando comportamientos cuya finalidad es la de evitar una confrontación directa, estos son los llamados métodos de disuasión o pautas disuasorias.

En las serpientes, a pesar de su fama de animales traidores, el ataque directo se evita simplemente intentando convencer al adversario de que atacarlas no es una buena idea de varias maneras en caso de ser descubiertas, evitándose así un lance violento que solo puede llevar a la pérdida de un veneno, el cual a estos animales les resulta esencial para su supervivencia ya que con el acaban rápidamente con sus presas y además posiblemente les resulta costoso de producir y tambien evitando así ser heridas ya que no debemos olvidar que el veneno tarda tiempo en hacer efecto y el posible atacante de una serpiente venenosa tiene tiempo más que de sobra para herir o matar a uno de estos animales.

Indudablemente la primera línea de defensa de estos reptiles es pasar desapercibidos en su entorno, evitando así los problemas y “matando dos pájaros de un tiro” ya que el camuflage del que hacen gala muchas especies unido a su inmovilidad hace que pasen totalmente desapercibidas tanto para sus depredadores como para sus presas dentro de su entorno, una víbora bufadora Bitis arietans resulta invisible cuando no se mueve entre la hojarasca seca y una sucesión de suelo con iluminación alternada clara y oscura, una mamba verde Dendroaspis angusticeps es invisible entre las verdes ramas de un árbol y una Terciopelo Bothrops asper resulta indistinguible del suelo de la selva que la rodea.


El camuflage es para muchas serpientes venenosas la primera línea

 de defensa y un importante aliado en la caza de sus presas,

 aquí una víbora de Seoane Vipera seoanei.

Foto: Javier Carrasco.

Si el animal ha sido descubierto y no le queda más remedio que defenderse primero intentará ahuyentar a su posible enemigo evitando la violencia y pudiendo llegar a combinarse pautas disuasorias visuales y sonoras, una cobra se alzará, desplegará sus costillas cervicales formando el capuchón característico de estas serpientes y bufará con la boca abierta, otras muchas especies bufan ruidosamente hinchándose de aire pareciendo así más grandes y expulsándolo por la nariz, estos sonoros bufidos pueden ser oídos a muchos metros de distancia en el caso de una gran víbora, otras como las viboras de escamas aserradas o Garibas Echis rozan las escamas laterales de su cuerpo entre sí emitiendo un sonido rasposo similar al de dos papeles de lija rozándose entre sí, una mamba negra Dendroaspis polylepis se alzará del suelo, desplegará un pequeño capuchón y abrirá su boca mostrando unas mucosas de color negro y una mocasín boca de algodón Agkistrodon piscivorus lo hará mostrando dichas mucosas de color blanquecino y agitando la cola junto al suelo, las viboras de fosetas del género Bothrops, al igual que el citado mocasín, agitan la punta de su cola junto al suelo emitiéndose así un repiqueteo que avisa de su presencia a los intrusos, otras serpientes simplemente abren la boca en actitud amenazante dejando muy claro que si el intruso persiste en su actitud y sigue acercándose habrá problemas.


                   Una de las serpientes dotadas con el mejor camuflage
                                 del  mundo, la víbora del Gabón Bitis rhinoceros,
                                invisible entre la hojarasca esta enorme serpiente
                                          evita morder incluso al ser descubierta.
                                                           Foto: Javier Carrasco.

Todos estos sistemas resultan innatos en estos animales los cuales los utilizan desde su nacimiento ya que una hipotética cobra se alza y despliega su capuchón desde el momento de su nacimiento y con medio cuerpo todavía dentro del huevo. Quizá el método que tira más por tierra la visión que el mundo generalmente tiene de las serpientes venenosas como animales agresivos sea el del elápido sudafricano conocido como Rinkhals Hemachatus haemachatus la cual si es presionada simplemente se hace la muerta y solo si es agredida intentará escupir su veneno, ya que se trata de una especie dotada con esta capacidad, o morder algo que tambien hacen otras especies como ocasionalmente la cobra Egipcia Naja haje.


Otro sistema conocido es el de inflar la garganta, este sistema es empleado por la Boomslang africana Dispholidus y las serpientes rama Thelotornis las cuales inflan notablemente el primer tercio de su cuerpo cuando están intentando amedrentar a un depredador y algo similar hacen las Bushmaster Lachesis las cuales, aunque en mucha menor medida hinchan su garganta combinando este sistema con el repiqueteo de su cola entre la hojarasca.

Junto con el de las serpientes de cascabel, quizá el aviso
de las cobras, aquí Naja siamensis, sea el más conocido
en todo el mundo.
  Foto: Cortesía Reptilario Parque de Cabárceno. Cantabria.


         Sin embargo algunas serpientes venenosas han modificado la coloración de sus cuerpos convirtiéndose así en una bandera viviente de peligro, este es el caso de las serpientes coral, las cuales son venenosas pero desde luego poco agresivas y dadas a morder, la teoría dice que otras serpientes inofensivas, las llamadas falsas corales Lampropeltis, imitan a estas otras de mortal mordedura, sin embargo existe un tercer grupo de serpientes dotadas con dentición Opistoglifa, veneno poco activo, una coloración tricolor y marcadamente agresivas y propensas a morder y lo realmente interesante llegados a este punto sería descubrir quien imita a quien ya que un posible depredador que se encuentre rebuscando entre la hojarasca con una serpiente coral, digamos un coatí Nasua, descubrirá que la serpiente que tiene ante él y dotada con vivos colores se limita a levantar la cola, esconder la cabeza y a emitir sonidos con su cloaca y en el caso de que la ataque se encontrará con que si es mordido simplemente morirá en un plazo breve de tiempo debido al fuerte veneno neurotóxico, conclusión: los depredadores mueren al ser mordidos teniendo tiempo para matar y devorar a la serpiente y sin aprender a evitarlas. Pero si se enfrenta a una de estas culebras opistoglifas se encontrará con una serpiente agresiva que bufa y le muerde repetidamente inoculándole un veneno que hace de esta experiencia algo a no repetir, conclusión: hay que dejar en paz a las serpientes de colores brillantes ya sean corales o falsas corales y algo similar puede llegar a ocurrir en el Sudeste de Asia con el krait Bungarus fasciatus dotado de un temperamento dócil y tranquilo, al menos durante el día, y la propensa a morder serpiente de los manglares Boiga dendrophila, ambas especies lucen coloraciones similares con bandas negras y amarillas, ¿se imitan la una a la otra? O ¿simplemente ambas han adoptado una coloración llamativa anunciando así su condición de serpientes venenosas?, o ¿quizá el Krait dotado de un veneno mortal pero poco dado a morder imita a la otra especie, dotada con un veneno pobre pero un temperamento agresivo? El debate está servido...


Todo un aviso reptante de “Mira quien soy, soy peligrosa, déjame en paz”
la coloración aposemática de las serpientes coral.
Foto: Javier Carrasco.

Sin embargo quizá el sistema de disuasión más refinado y evolucionado sea el de las serpientes de cascabel Crotalus y las cascabeles pigmeas Sistrurus extendidas por zonas desérticas, montañosas, boscosas y de llanuras tropicales a través de las Américas, la teoría dice que las serpientes de cascabel evolucionaron durante el periodo Pleistoceno en las llanuras las cuales estaban en aquel entonces pobladas por enormes manadas de animales de gran tamaño como bisontes, camellos, etc de este modo y para evitar ser pisoteadas estas serpientes modificaron una parte de su cuerpo en la creación del instrumento sonoro que da nombre a estos carismáticos reptiles y cuyo sonido hace que la mayoría de animales con quienes comparte su habitat se alejen del reptil consiguiéndose así un ahorro de conflictos y de veneno.


Un animal sordo a los sonidos emitidos por el aire inventó un
“instrumento” sonoro que no oye y modificó una parte de su
 cuerpo para albergarlo y todo para hacerse notar y
no tener que defenderse mordiendo.
Toda una maravilla de la evolución: el cascabel.
Foto: Javier Carrasco.


Quizá lo más increíble sea que estas serpientes, como todas, son sordas a los sonidos transmitidos por el aire y modificaron su cola para albergar un instrumento sonoro formado por anillos de queratina huecos y entrelazados entre sí, los cuales al entrechocar entre sí cuando la serpiente agita la cola provocan un sonido característico audible a muchísimos metros de distancia, de este modo cualquier agresor sabe que se encuentra ante una serpiente realmente peligrosa con la que es mejor no buscarse problemas y la evitarán sabiamente. Estas serpientes ya nacen con un pequeño segmento del cascabel el cual es incapaz de producir ningún sonido, no obstante con cada una de las siguientes mudas de piel un segmento nuevo se añadirá al cascabel, podría pensarse que cuanto más largo es el cascabel más sonido producirá pero está demostrado que el numero optimo de anillos en este instrumento para producir el sonido más audible es de 8, por tanto las cascabel que viven en cautividad y han ido añadiendo anillos a su cascabel sin que ocurra lo apropiado en la naturaleza, que la punta del cascabel se desgaste y se rompa al engancharse con la maleza o las piedras desprendiéndose, se encontrarán con un cascabel muy largo pero muy poco efectivo.

Indudablemente existen varios grados de aviso en todos estos sistemas antes mencionados, una cobra alzada, bufando y con el capuchón desplegado es un aviso a tener en cuenta, pero si además abre la boca, todavía más, algo similar ocurre con las serpientes de cascabel, si estas hacen sonar su “sonaja” el aviso está claro pero si el animal lo hace sonar todavía más ruidosamente y se alza del suelo adoptando una postura en forma de “S” haciéndose así más visible y amenazadora y saca la lengua de manera lenta y deliberada dejándola fuera de su boca y alzándola y bajándola lentamente, más vale retirarse ya que el ataque es inminente ya que el animal percibe que su aviso no ha sido tomado en serio, solo a partir de aquí, cuando todos estos sistemas han fallado, habrá problemas serios.


Aquí podemos apreciar el tamaño de un cascabel
comparándolo con una mano humana.
Foto: Javier Carrasco.

En nuestra capacidad para aprender estos mecanismos destinados a evitar un problema radica una de nuestras mejores oportunidades de evitar ser mordidos por uno de estos animales, conocerlos es evitar un posible problema y dicho conocimiento de estas conductas paliará la mala fama de estos animales de traidores ya que después de todo “el que avisa no es traidor”.


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