viernes, 13 de abril de 2012

Daisy

       Ante la pregunta ¿ cual es la peor mordedura que puede sufrir una persona? el canadiense de 31 años Gerry Brown tiene algo que decir al respecto ya que posiblemente el accidente que sufrió ya hace años simplemente da miedo con solo pensar en ello.

       Brown era el propietario de una víbora de Gabón de alrededor de 30 cm de largo la cual mantenía ilegalmente en su casa en Winnipeg, Canadá. Gerry era un entusiasta de las serpientes y aunque ya había sufrido previamente un accidente con una serpiente de cascabel esto no le detuvo a la hora de adquirir un mes atrás a la pequeña víbora de apenas un año de vida a la cual llamó Daisy.

        Una víbora de Gabón adulta es un animal bello e impresionante y doy fe personalmente de que un ejemplar pequeño resulta simplemente encantador, dotado de un cuerpo pequeño y rechoncho, unos grandes ojos propios de una cría y además los fantásticos colores pastel de esta especie resultan más vivos cuando son jóvenes de modo que Gerry pensó que hacer una serie de fotografías del animal fuera del terrario era una buena idea, indudablemente ya había manipulado a esta serpiente antes y era consciente de lo tranquilo del carácter de este animal de modo que durante la sesión fotográfica terminó cometiendo 3 errores: el primero menospreciar a la serpiente, el segundo confiarse en exceso y el tercero no guardar las distancias con el reptil ya que terminó acercándose tanto a la serpiente que esta terminó mordiéndole en el labio inferior.

Ejemplar juvenil de Bitis rhinoceros similar a Daisy.
Foto: Javier Carrasco.

       Personalmente no me atrevo ni a imaginar los momentos posteriores de sorpresa, dolor y pánico sufridos por esta persona después de notar la mordedura del animal ya que después de todo acabas de ser mordido – y en plena cara - por una de las serpientes más mortales del mundo, preguntas como ¿ voy a sobrevivir ? o ¿ voy a perder parte de la cara ? debieron agolparse en su cerebro , afortunadamente la víctima logró tranquilizarse lo suficiente para avisar telefónicamente a su pareja la cual le llevó al hospital más cercano, en esos momentos su labio inferior ya estaba considerablemente hinchado y ennegrecido por la acción del veneno, afortunadamente el hospital contactó con el propietario de una exhibición de reptiles que colaboró con ellos a la hora de conseguir el suero antiofídico el cual fue llevado desde Toronto en avión para tratarle salvándole así la vida.

       Pasados 2 días Brown abandonó el hospital con tan solo una pequeña cicatriz en el labio como recuerdo, posiblemente fue juzgado y multado y tuvo que pagar unos 1000 $ debido a que la tenencia de serpientes venenosas es ilegal en Winnipeg y a esto posiblemente se le sumaron los gastos médicos, del suero utilizado y demás, posteriormente el accidentado hizo declaraciones en las que mostraba su arrepentimiento por el miedo por su vida que había provocado en sus familiares y amigos.

       Y fin de esta historia. O mejor no, ya que después de todo esto ¿ que ocurrió con Daisy ? bueno pues el pequeño animal de hermosos colores, cuerpo rechoncho y grandes ojos simplemente fue quien se llevó la peor parte ya que fue destruida por los amigos del mordido y todo esto por qué alguien decidió comprar el animal equivocado y tomarse las confianzas que no debía con el.

        Lamentablemente y como ocurre demasiado a menudo los animales, venenosos o no, pagan las consecuencias de nuestros errores.

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