Si alguien
desea ser mordido por una serpiente venenosa lo mejor que puede hacer
es mantener un contacto diario y directo con estos animales para que,
tarde o temprano, ocurra un accidente de consecuencias imprevisibles,
no en vano frases como “ quien juega con fuego... “ ( la cual
existe al menos en dos idiomas ) se inventaron por algo.
Esto viene a
cuento de un informe relativamente reciente y publicado en Australia
titulado “Bites in Australian snakes handlers” acerca de la
preocupante cantidad de mordeduras que sufren los llamados “ snake
handlers “ o manipuladores de serpientes, categoría esta entre la
que están incluidos los profesionales de los parques zoológicos,
los científicos y los terrariófilos aficionados a las serpientes
venenosas, el caso es que de un total de 1.089 accidentes reportados
al Australian Snakebite Project desde el año 2004 al 2011 ( 7 años
) un total de 106 mordeduras le ocurrieron a dichos “ snake
handlers “ y de entre todas estas mordeduras ocurridas – al
menos a mi juicio - las más reprobables son las que le ocurrieron a
dos hijos de aficionados a las serpientes venenosas, el primero un
niño de 2 años mordido por el elápido Pseudechis colletti
y el segundo otro de 9 años mordido por una Hoplocephalus
stephensi , en ambos casos las serpientes fueron cazadas y
mantenidas en sus casas por sus respectivos padres, ambos niños
necesitaron ser tratados con sueros antiofídicos.
El nivel de
envenenamientos sufridos fue de un total de 77 de los cuales solo 60
requirieron tratamiento con sueros antiofídicos. Las circunstancias
bajo las que fueron mordidas las víctimas fueron, en número de
accidentes causados de mayor a menor, manipulación de los animales,
su caza, su alimentación y la limpieza de sus terrarios y las
especies de serpiente que más accidentes causaron fueron, también
en número de accidentes causados de mayor a menor, las serpientes de
vientre rojo Pseudechis porphyriacus, las pardas Pseudonaja,
taipan Oxyuranus, serpientes tigre Notechis y víboras
de la muerte Acanthophis.
Afortunadamente
para los accidentados, en Australia ocurre todo lo contrario a lo que
está ocurriendo en el resto del mundo con las serpientes venenosas
cautivas ya que en esta serie de accidentes todas las serpientes
implicadas eran nativas de la isla y no exóticas, para las que muy
posiblemente no existan sueros adecuados.
Desafortunadamente,
el “problema” es que este estudio no hace ( y creo que seria
interesante ) diferencias entre el personal profesional que trabaja
con serpientes en Zoos o aquellos que estudian a estos animales con
motivos científicos de los aficionados a la terrariofilia ya que
termina englobando a todo el mundo como “ snake handlers “. No
obstante, me temo que gran parte de estos accidentes han sido
sufridos por estos últimos y no por los primeros ( más que nada por
que los últimos son más numerosos que los primeros ) y lo siguiente
ya no lo digo yo sino los autores de este estudio quienes califican a
estos accidentes ocurridos a los “snake handlers” como “ una
fuente común e importante de accidentes en la que se ven envueltas
una gran cantidad de especies “.
En
definitivas cuentas y volviendo al principio de este post, sino
queréis tener un accidente con una serpiente venenosa ( asunto este
que ella nunca querrá tenerlo contigo ) no las mantengáis en
vuestras casas como mascota y si os encontráis con alguna en la
naturaleza, simplemente dejadla tranquila y contempladla desde una
distancia prudente.
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