Soy
el primero en admitir que las pitones de Birmania Python bivittatus
nunca deberían haber quedado en libertad en Florida ya que suponen una amenaza
para la fauna local de uno de los ecosistemas más carismáticos de la tierra y
me estoy refiriendo a los pantanos de dicho estado donde estos reptiles se han
adaptado magníficamente llegando no solo a sobrevivir sino incluso a
reproducirse en libertad.
Debido
a esto y ante la relativa abundancia de estas pitones campando a sus anchas por
dichos pantanos y demás zonas del llamado Estado del Sol las autoridades han
abierto la veda para que cualquier ciudadano pueda, mediante una de las
licencias que se otorgan, cazar a estas serpientes en determinadas zonas. Esta
iniciativa ha sido denominada “ Python Challenge “ lo cual traducido libremente
significa algo así como el desafío de la pitón y para que no parezca lo que en
realidad va a ser o yo mucho me temo que será, esto es una carnicería, la
Comisión de Caza y Pesca del estado ha dictado una serie de normas a seguir
tanto a la hora de capturar a las serpientes como de sacrificarlas “
humanamente” así como el hecho de castigar la matanza de especies locales de
serpientes, no matar a la serpiente mascota de un vecino, etc.
Viendo
las normas, algunas de las cuales están ahí para intentar que la muerte de las
serpientes sean lo menos cruentas posible, en ellas se dice que se las mate
disparándolas en la cabeza, concretamente existe una foto con el punto concreto
marcado con una X encima y ( preferiblemente ) no decapitándolas ( con esta última
“ técnica ” el animal sigue sufriendo durante al menos una hora ), ahora bien,
habiendo visitado personalmente el parque de los Everglades en Florida y siendo
un poco realista, me pregunto si cualquier cazador tendrá fácil aquello de
apuntar a las pitones que encuentre ( si es que las encuentra y no las confunde
entre la vegetación con especies autóctonas ) entre semejante maraña de juncos,
vegetación flotante, aguas de color negro e islas selváticas donde en
determinados lugares resulta imposible avanzar debido a la vegetación de la
zona y donde un machete resulta necesario para avanzar y no para matar pitones.
Ante estas condiciones del terreno me pregunto quien va a ser el superdotado
que pueda discernir la cabeza de la pitón tan claramente entre el agua o la
vegetación como para poder colocar un tiro en su minúsculo cerebro y no donde
buenamente pueda con la consiguiente chapuza cinegética consistente en
serpientes que huyen heridas entre la vegetación o bajo el agua para morir días
después o especies autóctonas que son heridas o muertas cuando huyen a toda
velocidad entre la vegetación y son disparadas.
Para
más emoción se ha creado un concurso dotado con varios premios entre los que
destacan un premio de 1.000 $ para aquella persona que regrese con la pitón más
grande y otro cuya cantidad a cobrar es mayor a entregar a la persona que más
pitones cace, curiosamente la mayor pitón que se cace debe ser presentada
preferiblemente intacta, pero si ha sido troceada debe estar al menos en dos
piezas y no más, pero si es así, bueno, pues tampoco pasa nada...
Personalmente
y cuando pienso en esta “ cacería – concurso - carnicería “ en el que un
determinado numero de personas van a adentrarse en los pantanos armados en
busca de unos reptiles inicialmente destinados a ser las mascotas exóticas de
mucha gente me pregunto ¿ el fin justifica los medios ?, personalmente y ante
toda esta mezcla de medidas desesperadas por acabar con estos animales, gente
con licencias, armas de fuego y machetes, no puedo evitar recordar el
testimonio escrito de personas que históricamente y a principios del siglo
pasado encontraron una gran pitón de esta especie en la selva en su Asia natal
y decidieron matarla simplemente para obtener su piel como un trofeo que colgar
en la pared y ante su propia barbarie comentaron en sus escritos “ a pesar de
haberla apaleado repetidamente ( para no dañar la piel con el uso de armas de
fuego ) el reptil no mostró ningún tipo de comportamiento agresivo limitándose
a esconder la cabeza entre sus anillos dejándose matar sin oponer resistencia
“...
Con
todo esto aquí escrito yo no digo que no haya que sacar a todas las pitones de
los pantanos, digo que este sistema de enviar carniceros inexpertos a matarlas
no me parece ni ético ni correcto y todavía me parece peor que algunos
políticos locales como el senador demócrata Bill Nelson se hayan sumado a esta
carnicería por muy legal y pro ecológica que esta sea, curiosamente Nelson dijo
que la presencia de la pitón es cuestión de tiempo que ponga a la subespecie de
puma autóctona de Florida en peligro, alguien debería explicarle a Nelson que
el puma de Florida ya es una subespecie que hubo que cruzar con pumas
importados de Texas hace ya tiempo debido a que la población era tan reducida
debido a los atropellamientos de pumas en carreteras que la desaparición de la
subespecie era inminente debido a la endogamia provocada por la escasez de
ejemplares y no por las pitones las cuales nunca se han comido a ningún puma.
Ante todo esto y si las especies alóctonas son tan dañinas para el estado de
Florida ( que lo son ) me pregunto ¿ por que no han creado iniciativas
similares para erradicar a las iguanas, tejús, caimanes de anteojos o
cualquiera de las especies que viven “ ilegalmente “ en Florida ya sean aves,
reptiles o mamíferos pero si para las pitones ?, ¿ la respuesta ? bueno, pues
quizá sea básicamente sea por que se trata de serpientes y además grandes y
esto asusta mucho a la gente y todavía más bajo el “ bombardeo “
sensacionalista de prensa, radio y televisión al que la gente ha sido sometida.
Personalmente
creo que este tipo de actividades no deben calificarse como un “ evento público
“ para toda la familia y casi todo tipo de edades al que, para más INRI, se han
apuntado ya unas mil personas sin ninguna experiencia previa, sino como una
campaña de erradicación pura y dura en la cual todo aquel que lo desee puede
sacar sus numerosas armas del armario y usarlas libremente contra algo que se
mueve, pudiendo tirotear o cortar en dos a una pitón a machetazos sin que la
ley le haga responder por este tipo de acciones que tan poco tienen de éticas
como si de crueles.
Al
menos bajo mi punto de vista todo esto guarda demasiadas similitudes con los
odiosos rodeos de serpientes de cascabel celebrados en este y otros estados de
Norteamérica donde todo vale y esto es así simple y llanamente por que se trata
de serpientes, aunque en el caso del Python Challenge hayan intentado lavar la
imagen de la cacería con estudios científicos y campañas de concienciación
publica acerca de las especies invasoras lo cual desde luego está muy bien pero
creo que ya resulta un poco tarde con la altísima cantidad de especies exóticas
que ya llevan años viviendo permanentemente en este estado.
Por
otra parte aquí tenéis la opinión adicional de Borja Reh, responsable de
reptiles en el Zoo de la Casa de Campo y de Faunia ambos parques situados en
Madrid, al fondo mi pitón reticulada favorita, Titulcia.
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